14 de enero de 2009

Por la noche*

A veces cuando me siento sola o distraída, o simplemente cuando no tengo ganas de hacer nada en concreto, como por ejemplo estudiar; aprovecho y me siento delante del ordenador para escribir cosas, más bien, lo podríamos definir como sentimientos ajenos o tonterías. (como ahora). Me imagino que sería de mi, si hubiera escogido una dirección diferente a mi vida, si por ejemplo hubiera escogido irme de Erasmus a cualquier país europeo o de Mobilidad y ahora estar escribiendo des de Chile o New Jersey, supongo que sería todo tan diferente que no soy capaz ni siquiera de imaginarmelo.
Luego me imagino, que salgo con aquel ACTOR (con mayúsculas) que tanto me gusta que salía hace un tiempo en una serie que echaban por Cuatro. Nos imagino a los dos, con los problemas típicos de pareja, en una relación inventada de amor-odio(de las que a mi tanto me gustan, pero en las películas solo), con una 3a persona por el medio y toda esa trama liada, sólo para hacerme sufrir y después declararme su amor incondicional- secreto: pero esto no solo me lo imagino con aquel ACTOR, sino con alguno que otro, jeje-.


En realidad, en eso se basan los sueños en soñar cosas, algunas veces se tienen sueños alcanzables de cosas más cercanas. Pero como soñar es gratis, ¿por qué, no? también se puede pedir lo imposible...A veces, cuando realmente estamos cerca de conseguir algo o de hacer algo que queríamos hacer des de hacía tiempo, entonces nos pasa el instante por delante y no somos capaces de atraparlo. Y ahí es cuando realmente fallamos. A veces, con soñarlo o imaginarlo no basta. A veces, hay que oírlo. Como el amor, o eso dicen en alguna película. Igual es que a veces, estamos tan perdidos...

Aunque, no se igual esto también me lo estoy inventando ahora, ahora que es hora de irse a dormir y dar rienda suelta a los sueños...


-Corre, apaga la luz.

1 comentario:

  1. A mí me pasa algo muy parecido, demasiado comúnmente pienso qué haría si, en vez de decidir ser diferente y medianamente feliz, hubiese decidido ser normal y renunciar a una parte de mí. Me consuela saber que, al menos, tengo asegurada media felicidad con mi vida actual.
    Y ciertamente, para bien o para mal, "la esperanza es lo último que se pierde".

    ResponderEliminar