3 de febrero de 2013

Nos quisimos tanto que nos enamoramos


A veces me alejo de ti porque quiero. 
Porque quiero volver a revivir el principio de todo, porque me gusta castigarme con eso una y otra vez. Me gusta recordar lo que era antes de tenerte, lo que escribía antes de que aparecieses, lo que creía que sería el amor, lo que creía que sería yo. Vuelvo al olor de los besos prohibidos, a los rincones que creí que se podían descubrir, a las noches en silencio, a los vasos vacíos, a las copas de vino y a las noches de alcohol. A los besos que no tienen nombre, a las manos que se deslizan por la ropa, la ropa que cae a tus rodillas, al suelo. A tu cama pequeña, a esa ventana que no tiene dueño, sólo historias grabadas en madera. A las películas de amor antes de irme a dormir, a las noches en el sofá imaginándote, imaginando como rozas mi mano debajo de la manta, como me tocas el cuello y te acurrucas a mi lado. Devorándote en los libros, perfilando tu silueta desnuda a contraluz, observándote desde el baño. Sintiendo que eres para mi, que no te esfumarás al cerrar los ojos, que no dirás que ahora debes irte, que te están esperando, que te está esperando. 
A veces me alejo porque quiero seguir explorando, quiero sentir el placer de reconocerte entre la gente, de amarte desde otra parte, desde la distancia, como cuando mirábamos la televisión separados pero sabíamos exactamente lo que pasaba. Como cuando nos llamábamos echándonos de menos. Cuando estábamos solos y vacíos, cuando necesitábamos vernos y hablar y mirarnos fijamente y que mi mundo se tambalease ante tu mirada de ojos verdes, que pasáramos vergüenza. Que quisiéramos salir corriendo hacia dos direcciones diferentes pero al mismo tiempo cogernos de la mano y lanzarnos al vacío. Al vacío de amor. Al de los abrazos de oso polar.

A veces, me quedo junto a ti porque te quiero. Y quiero verte bailar en la pista. Que aún me debes un guateque en la piscina o donde sea. Que aún me debes una noche imaginando ser dos desconocidos en la barra de un bar, con una cerveza en la mano y muchas ganas de que me saquen a bailar. De que me des la mano e invitarte a subir a casa, tres pisos por las escaleras y luego encontrarnos desnudos en medio del salón. Silencio. Voy a bajar el telón. 

3 comentarios:

  1. me pasa lo mismo que a ti, a veces añoramos las mariposas del principio, revivimos el comienzo en nuestra cabeza mil veces, queriendo volver, queriendo sentirlo muy fuerte... ojalá se pudiese, pero nos tendremos que conformar con hacer de cada día el primero, y no perder nunca la ilusión, enamorarnos cada día, supongo que ese es el secreto de una relación muy larga :-)

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  2. Me encanta.... entiendo ese 'a veces me alejo porque quiero seguir explorando'.

    Pero en todo hay una búsqueda constante, y cada momento puede ser una nueva forma de empezar. Aprovecha lo que venga. Cuando amas de verdad, sigues buscando inicios, pero junto a esa persona.

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  3. Totalmente de acuerdo con Coraline. :-)

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